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Hace unos meses publiqué un artículo donde hice referencia a la trayectoria delictiva y el historial en psiquiatría de algunas de las mal llamadas Damas de Blanco en Santiago de Cuba. En aquel momento los comentarios que suscitó fueron favorables a mi opinión, no obstante; hubo quien me cuestionó razonablemente, argumentando que el hecho de que alguien haya cumplido sanción o padezca una enfermedad- de cualquier índole- no es motivo para desacreditarlo en función de resaltar su condición de mercenarios.

Obviamente entendí el mensaje, pero tanto en aquel momento como en este, mantengo el criterio de que aunque no son por sí solos elementos para desacreditar, es significativo -e ilustrativo- que este grupo con un “objeto social” como el que supuestamente defienden, sea integrado en su mayoría por mujeres con esta características.

Hoy vuelvo sobre el tema, porque conocí en una de mis recientes visistas al Reparto Altamira, que hace alrededor de una semana la “damisela” y miembro de la UNPACU Rosa Yaima Reyes; fue sorprendida in fraganti en el ejercicio de la prostitución.

Según vecinos de la comunidad, la “rosita” tiene una vasta experiencia en estas funciones, razón por la que siempre ha sido cuestionada. Cosa que es de esperar, ya que en una sociedad como la nuestra, aunque se habla en ocasiones de la pérdida de valores como un hecho con el que debemos acostumbrarmos a convivir y de los comportamientos morales de antaño, como algo que ya no podremos recuperar; el flagelo de la prostitución continúa siendo identificado como una problemética que transgrede las normas moral y legalmente establecidas.

 Así que nadie me venga ahora con que tampoco esta actitud denigrante califica, con aquellas justificaciones de que “la cosa está dura”, “hay que luchar” o citando convenientemente la maquiavélica frase de que “el fin, justifica llos medios”.

Esto demuestra una vez más que en esta organización no existe un código de ética aprobado ¡bienvenidas todas si saben gritar, desfilar y posar ante las cámaras!. Aquí calidad siempre irá en detrimento de cantidad, que es lo que hace falta.

Una pregunta me surge entonces ¿y los 25 dólares mensuales que cobra Rosa Yaima por sus servicios a la democracia? Indiscutiblemente, tampoco este salario les alcanza. Por su parte, su jefa Belkis Cantillo se mantiene sin opinar al respecto, bueno…ella conocía su historial y le abrió las puertas, ahora ¿qué puede hacer?.

Y Berta Soler ¿qué dice Berta?. Berta Soler -como siempre- parece, de estos asuntos no saber.