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Por Scarlett Lee

jaime ortegaA raíz de las declaraciones del Cardenal Jaime Ortega Alamino -máxima autoridad de la iglesia católica en Cuba- a la cadena SER de España, donde proclamó la inexistencia de los llamados “presos políticos” en nuestro país, los mercenarios de la isla se han aventurado presurosos a elaborar una lista que “demuestre” al mundo lo contrario; no sin antes proferirle al Cardenal todo tipo de ofensas.

¡Y hay que entender su empeño!, imagínense que de ellos   -los llamados presos políticos- depende buena parte del dinerito miamense para financiar sus holgazanas vidas.

Pero el problema no solo es por la interpretación conveniente del término que han hecho estos mercenarios. El asunto se torna más complejo porque entre ellos no se acaban de poner de acuerdo en quiénes “clasifican” para formar parte de la lista, que ya comienza a parecer la lista del millón.

La misma mercenaria Marta Beatriz Roque –la dama del aguacate- ha declarado en medios subversivos: “Nosotros hicimos un trabajo para analizar las diferentes listas que se hacen y hemos confeccionado un documento al respecto que próximamente se publicará. No me parece necesario precisar los autores de dichas listas, porque no quiero que nadie se sienta agredido con esto. Lo cierto es que en algunas de ellas hay una cantidad de personas allí que no solo no son presos políticos, sino que en algunos casos ni siquiera están presos en estos momentos. (…) En lo personal no estoy de acuerdo con que aquellas personas que han venido a Cuba a realizar hechos violentos, actos terroristas o asesinatos, sean considerados presos políticos”. 

La polémica desatada tiene varias aristas: el criterio de selección y los grupos que los elaboran, cada uno intenta defender  “lo suyo”.

El «Coco» Fariñas ya está valorando la posibilidad de participar como “mediador” para unificar las listas existentes en Cuba, añadiendo que  hace falta “aceptar lo que el otro dice para hacer una concesión unificada de qué es un preso político», demostrando exactamente, que el primer problema es acabar de entender a qué hace alusión este término, para luego adaptarlo a sus intereses “de mercenarismo por cuenta propia”.

Por su parte, el jefecito de la mal llamada UNPACU, José Daniel Ferrer, no se ha quedado detrás en nominar a sus delincuentes y antisociales a ver si “clasifican”, solo que también su listado está minado de presos que cumplen sanción por delitos como hurto, robo con fuerza, violación, tráfico de drogas y atentado contra funcionarios públicos.

Y mientras “evalúan”, son muchas listas las que aparecen rodando en las redes sociales: el Camaján Elizardo con la suya, el falta de respeto de Egberto Ángel Escobedo Morales -quien dirige el invento nombrado Asociación de Presos y expresos Políticos Cubanos (APEPC)- a quien ya le precede el bochornoso acto de atreverse a increpar al cardenal Jaime Ortega, y otros tantos desesperados.

Todo este aparataje tiene un trasfondo, además del interés monetario, tensionar las relaciones Iglesia-Estado y crear, como mismo expresara el Cardenal Ortega “un clima tenso en vista a la visita del Papa Francisco a la isla”, dándole a este acontecimiento una connotación política, que no tiene.

Por tanto, este pregón de reconocer la necesitada lista y de aprobar una “amnistía” no despertará el interés de los cubanos.

Concluyo con una expresión del periodista del sitio Cuba Encuentro, Arnaldo M. Fernández, quien reconoce: “Ni siquiera despertarán la debida solidaridad afuera, puesto que la propia lista enreda la noción de preso político al incluir 13 secuestradores de embarcaciones o aeronaves, 7 infiltrados armados, 5 reclutas amotinados, 5 reos de asesinato y 2 de sabotaje, 3 espías y otros que jamás pasarían como presos políticos por el tamiz del Derecho Internacional.”