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Por Iroel Sánchez -La Pupila Insomne-

telesur2-e1439569232169La televisora multinacional TeleSUR me entrevistó en la mañana de este 14 de agosto sobre las relaciones entre Cuba y Estados Unidos y les hablé de un optimismo crítico.

Las indicaciones del Secretario de Estado John Kerry al gobierno y pueblo cubanos -diciéndole cómo organizar su sociedad- en la ceremonia de izamiento de la bandera norteamericana en la embajada estadounidense en La Habana han sido una contribución al carácter crítico de ese optimismo  y confirman lo expresado por el académico Santiago Pérez Benítez en el texto que publicamos ayer con el título “Cuba, proyección global y política norteamericana: factores explicativos (Parte I)”:

“Es impensable que la élite política norteamericana reconozca como dato de la realidad  -sin tratar de modificarlo de manera activa, pública o encubierta- el sistema de partido único en Cuba; su economía con predominio estatal y su política exterior de corte nacionalista y tercermundista. Tampoco es de esperar que respeten el ordenamiento cubano, que proscribe la existencia de organizaciones de la “sociedad civil” catalogadas como mercenarias por las autoridades cubanas, en tanto que forman parte del andamiaje subversivo contra la Isla.

“Precisamente el excepcionalismo de EE.UU., noción compartida por la casi totalidad de la élite política, se nutre de la valoración ideológica, cuasi religiosa, de que la propiedad privada, el individualismo, la democracia liberal, el pluripartidismo, la “libertad de prensa”  y el respeto a los derechos individuales son parte del ADN de su nación, como afirmara el Secretario de Estado cuando le preguntaron sobre el tema en la entrevista  con el Canciller cubano el día 20 de julio de este año.[3]

“Pero más allá de este “fervor” y del “apoyo” de EE.UU. al respeto a los derechos humanos, democracia y sociedad civil, el problema con el  “excepcionalismo” norteamericano radica en que se consideran con el derecho de realizar acciones para cambiar las realidades de otros países y sociedades, haciendo caso omiso al principio de soberanía y no injerencia en los asuntos internos de los Estados, que dicen respetar.”

“Pero más allá de este “fervor” y del “apoyo” de EE.UU. al respeto a los derechos humanos, democracia y sociedad civil, el problema con el  “excepcionalismo” norteamericano radica en que se consideran con el derecho de realizar acciones para cambiar las realidades de otros países y sociedades, haciendo caso omiso al principio de soberanía y no injerencia en los asuntos internos de los Estados, que dicen respetar.”