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Por: María Carla González* / La Santa Mambisa

injusticias “La actividad legislativa siempre está basada en la atención al pueblo. Se centra en… corregir las injusticias… promoviendo así la recuperación de las personas y de los pueblos. Ir hacia delante juntos, es un renovado espíritu de fraternidad y solidaridad, cooperando con entusiasmo al bien común. (…) Construir una nación nos lleva siempre a pensarnos en relación con otros, saliendo de la lógica de enemigo para pasar a la lógica de la reciproca subsidiaridad, dando lo mejor de nosotros.”

Estas palabras, fueron expresadas por el Papa Francisco frente al Congreso de EE.UU el pasado 24 de septiembre de 2015. Quizás no estén referidas directa o absolutamente al Bloqueo que pesa sobre Cuba, legislado en las leyes Torricelli y Helms-Burton; pero no se puede negar que los elementos en ella planteados están indiscutiblemente relacionados a la historia más reciente del pueblo y gobierno estadounidense, donde la temática cubana ha alcanzado especial impacto luego del 17D. Los invito a reflexionar a pocas horas de que se efectúe en la ONU la votación de la Resolución cubana sobre la necesidad de poner fin al bloqueo económico y comercial.

Todos los ciudadanos estadounidenses nacen con el derecho legal de viajar libremente a cualquier país del mundo, incluída Cuba. Prohibirles ese derecho por causa del bloqueo los discrimina y es una evidente violación de sus DDHH.

Según importantes encuestadoras de Estados Unidos (Bendixen, la Public Policy Polling, Universidad Internacional de la Florida, la empresa Hearst Corporation, el Pew Research Center y la empresa Associated Gik), que recogieron el verdadero sentir del pueblo estadounidense, en los últimos meses ha aumentado el rechazo de la población y sectores sociales de ese país al mantenimiento del bloqueo a Cuba. Esa oposición, además de tener más de 15 años y ser ya mayoritaria entre las personas de origen cubano residentes allí, alcanza a los más disímiles grupos estadounidenses en una expresión que prácticamente acorrala a los ultraconservadores defensores de continuar con la medida punitiva. En los sondeos, también se confirmó que votantes de distintos partidos apoyan la eliminación de las barreras contra Cuba y la autorización a todos los norteamericanos para que puedan viajar a la Isla.

Si, el pueblo estadounidense nace con el derecho a viajar libremente a cualquier país, quiere viajar a Cuba y está a favor de que su gobierno levante el Bloqueo que lo impide, ¿por qué el Congreso no atiende al pueblo? La “Democracy” en EEUU no tiene nada que ver con su pueblo, es decir es representativa y no participativa.

El bloqueo constituye una injusticia histórica no solo contra el pueblo y gobierno de Cu­ba, sino contra el pueblo estadounidense y los pueblos del mundo, que sólo responde a los intereses de pequeños grupos empeñados desde la nación norteña en mantener el distanciamiento entre los pueblos.

Es el principal obstáculo para que Cuba desarrolle a plenitud sus potencialidades, impuesto unilateralmente desde hace 50 años, es el más largo en la historia de la humanidad y ha logrado promover penurias económicas y carencias sociales, constituyendo un atentado gravísimo a los derechos humanos de los cubanos, cuyo daño humanitario no pueden limitarse a cifras. Aunque , en el aspecto económico, hasta abril de 2015, los daños ocasionados ascienden a 833 755 millones de dólares.

No permite al pueblo de Estados Unidos la importación de productos y servicios cubanos, les niega el acceso a  tratamientos médicos en Cuba y prohibe realizar inversiones en Cuba. Además permite la imposición de multas exorbitantes contra bancos y empresas que operen en Cuba, los casos más recientes son la multa de 787 millones impuesta al CREDIT AGRICOLE y al BNP PARIBAS por 8 900, cuya sanción se extendió a un año más sin operar en la divisa estadounidense e incluyó el despido de varios de sus funcionarios y directivos.

El bloqueo es una injusticia para el pueblo estadounidense, para el pueblo cubano y para los pueblos del mundo que el Congreso de EE.UU. debe corregir.

El 17D de 2014, Washington reconoció  el fracaso de la política de aislamiento hacia mi país. El proceso de restablecimiento iniciado representa una decisión positiva y sin dudas, quien soy yo para cuestionarlo, una muestra del “renovado espíritu de fraternidad” del que habla el Papa Francisco, pero resulta contradictoria la vigencia del Bloqueo en materia de cooperación por el bien común, en ese nuevo escenario, porque se mantiene la lógica del enemigo. No en vano mantiene el recelo en la comunidad internacional respecto a la ambigüedad entre discurso y acción.

Si se levanta el bloqueo: ¿Cuánto crecerían las operaciones en los puertos del sur de EEUU? ¿Cúantos nuevos puestos de trabajo se abrirían en ellos para ejecutar esas operaciones? ¿Cuánto ganarían las líneas aéreas en EE.UU. si tuvieran a su cargo la transportación de millones de turistas y cubanos residentes?¿Cuántos millones de dólares gasta Cuba anualmente sólo en alimentos, medicinas y medios automotores que pudiera adquirir en EE.UU?

¿Cuántas oportunidades no pierde tanto EE.UU. como Cuba ante la posibilidad de invertir en la Zona Especial de Desarrollo Mariel o en la Agricultura? La Comisión Internacional de comercio estima que el Bloqueo le ha costado a los exportadores de EE.UU 1 200 millones de dólares anuales.

El pueblo estadounidense podría disponer de productos y servicios cubanos que mejorarían la calidad de vida de los diabéticos y enfermos de cáncer que podrían ser tratados con el Hebertprot-P y las vacunas contra el cáncer de pulmón, productos desarrollados por la empresa BioFarmaCuba.

Cuba no ha sancionado a EE.UU, ni a ningún otro país, en contraste, siempre ha avanzado por el camino del diálogo y la apertura, pero en este caso, por tratarse de una ley estadounidense, corresponde al Congreso revocarla.

El Papa dio las claves al Congreso, o como decimos en buen cubano les dio la Luz; sólo que a pocas horas de la votación en ONU, la soberbia imperial y las reticencias de los sectores más retrógrados de la clase política estadounidense no son capaces de comprender lo absurdo e insostenible de sus añejas posturas an­ti­cubanas y se esfuerzan por presentar un escenario complejo por capricho y no por obviedad y sentido común. Sino ¿cómo se entería una votación  en contra de la Resolución Cubana y a favor (o abstención que en mi opinión sería peor por falta de carácter) del mantenimiento de esta atroz política, injusta y violatoria de los DDHH del pueblo cubano, el pueblo estadounidense y de cuanta nación pretenda establecer vínculos comerciales o económicos con mi país? Máxime, cuando su inoperancia ya ha sido demostrada, pues a pesar de estar bloqueados Cuba consolida su socialismo, no sólo crecemos y nos desarrollamos económica y socialmente, sino que apoyamos a cuánta nación lo necesite.

Nuestro ejemplo de resistencia y avances logrados a fuerza de sacrificio y coraje nos han hecho merecedores de un prestigio internacional nunca visto en la misma medida en que EE.UU. ha recibido un amplio rechazo, evidenciado en las votaciones en ONU, y en comunicados especiales y declaraciones adoptadas en foros internacionales y regionales por gobiernos y grupos de concertación y organizaciones regionales y subregionales, que exigen el cese de este genocidio.

El Congreso y aquellos elementos recalcitrantes que por desgracia forman parte de él, deberían estudiar las palabras del Santo Padre, aprender de ellas y practicar sus consejos, vçalidos no sólo para Cuba, sino para el comportamiento de esa nación con toda la Humanidad. Quizás así lograrían ser más creíbles y no estarían tan divorciados de la comunidad internacional, del pueblo estadounidense y de los cubanos residentes en EE.UU y en Cuba.

*editora del blog