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Por Joel Macías Rivas

correo.rem.cuEn una semana, justamente el día 16, comenzará el 7mo congreso del Partido Comunista de Cuba (PCC), acontecimiento esperado por quienes lo apoyan y por quienes lo adversan porque, para todos,  generará actualización, plataforma, pesimismo o incertidumbre, según se proyecten los respectivos intereses.

Lo más seguro que pueda pasar es que los delegados debatan y se pronuncien por el perfeccionamiento de los lineamientos y acuerdos de las anteriores reuniones, y se pida cuenta por el ritmo (sin pausa pero sin prisa) de lo hecho hasta aquí y de cómo se quiere que sea en lo adelante.

Sin el Partido, se ha dicho en reiteradas ocasiones, la Revolución no podrá subsistir y ello se traduce en que es éste el garante de la unidad y de la continuidad, a pesar de que algunos, o unos cuantos, estén apostando a la división y al egoísmo, como pilares para la destrucción del proyecto socialista cubano.

El Congreso se realizará en un marco histórico muy cercano para una parte de la población cubana, coincidirá con la fecha en que hace 56 años el país fue invadido por mercenarios al servicio del gobierno de los Estados Unidos y fueron derrotados en menos de 72 horas en lo que el mundo conoció como la Victoria de Playa Girón, pero por otro lado, con los ecos de la reciente visita de Barack Obama el actual presidente de aquel país quien, a solo unos cuantos días antes del evento, vino a “calentar” el ambiente de la isla con sus promesas  y “buenos” deseos de que los jóvenes, sobre todo los “más emprendedores”, se decidan a construir el país deseado por el imperio que, por demás,  siempre nos ha despreciado.

“Ante problemáticas difíciles, soluciones inteligentes y audaces”, esa ha sido una máxima aplicada por la Revolución desde el mismo primero de enero de 1959; el 7mo congreso del partido, que se inicia el próximo 16 de abril, no estará ajeno a esa filosofía revolucionaria y fidelista.

Los debates y acuerdos del Congreso estarán en consonancia con los intereses de la mayoría de los cubanos. Eso es lo que esperan quienes no claudican; los que adversan a la Revolución, que se aguanten.