Por: Julio Alejandro Gómez Pereda / Palabras entre el café
21 de abril 2016
Desde la Habana
Manuel:
Al hacer público tu reciente artículo contra Fidel, acabas de caer inexorablemente, ante los ojos de Cuba, en la más profunda muerte política.
Fidel es el gesto de cariño más profundo en la cara de cualquier cubano, es la sonrisa de un pionero, es el dedo de mi hijo señalando su retrato en mi casa y aplaudiendo después, mientras todos sonreímos orgullosos. Fidel es uno más en cada familia cubana, y a la vez todos somos él, porque en su individualidad es la mayor representación colectiva de este pueblo.
La vida revolucionaria de Fidel empieza en el pueblo y algún día también terminará en el pueblo, pero debajo del amor que sentimos hacia él, quedará siempre, porque es regla universal dictada por Martí “la probable ingratitud de los hombres” que como tú, comercian con su pensamiento y su conducta, en función de sus más bajos intereses personales.
Tú sabes qué pasa Manuel, que como tú dices, te quedaste con muchas dudas en tu formación, pasa que te encantaron los cantos de la aparente abundancia y que te creíste merecedor de más de lo que el pueblo tiene y por eso lo abandonaste, no te fue suficiente con el pueblo de Cuba y hoy cargas contra él como el traidor más sucio y despreciable.
Fidel les duele a los que como tú, han cultivado el odio y el desamor, Fidel les duele porque es vida, porque es humanidad, porque es universal, les duele porque se fue de los límites de Cuba, porque se convirtió en un insomne vigilante de las causas justas y con sus ideas nacieron otros hombres y mujeres dignos que han ido desplazando a los cantos de sirena que terminaron por comprarte el alma.
Sabes por qué escribes contra él, porque ya no nos conoces, ya no formas parte de este pueblo y te has trastocado en un apátrida, porque allá tampoco te quieren y tienes que comer del odio que destilan los enemigos de Cuba.
Es claro que todo esto es una maniobra burda para ganarte unos espacios en la prensa recalcitrante yanqui, porque con la música ya no puedes hacer más y ahora, cargas contra Cuba sin el menor reparo, sin raíces, sin dolor.
Es en tus actos en los que hay desprecio por Cuba y por América Latina, eres tú quien posees una primitiva concepción del mundo, en la que se hacen trueques entre principios y comida.
Tu descripción de Fidel es infinitamente errada, pero está muy acorde con el precio que pagarán por ella los que desde Miami te han despreciado en más de una ocasión.
Cuba es profundamente antiimperialista, cuba es profundamente Martiana y es además de socialista, profundamente Fidelista, eso, duélale a que le duela y pésele a quien le pese.
Tratar de mantener el tono en estas letras es complicado, porque lo más exacto sería decirte pendejo y asegurar que en presencia de un revolucionario, antes de hablar de Fidel te meterías la lengua dónde no da el sol, pero no vale la pena, decir que eres un mierda, sería una innecesaria redundancia.
A Fidel lo tendremos para siempre, tú eres insignificante.
En Cuba, hay una frase que habla de la dignidad y el coraje de los hombres: Yo me muero como viví.
Adios Manolín.
Julio Alejandro Gómez Pereda