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Un verdadero alarde de la democracia electrónica, inaugurada, vaya casualidad, por el primer presidente de la televisión, J. F. Kennedy, en la misma época de la transmisión del juicio en Israel al genocida nazi de la «solución definitiva», del primer viaje al cosmos y de la invasión mercenaria a Girón.
Democracia coronada (¿otra casualidad?), por el primer presidente 2.0, Barack Obama, a quien sucedieron en vertiginoso ascenso de la tuiplomacy (diplomacia a través de twitter), connotados líderes de todas las geografías y posturas, para todo tipo de discurso, en 140 caracteres y en detrimento, por ejemplo, del editorialismo. Sigue leyendo