El mosquito Aedes Aegypti nos ha impuesto otra dinámica y “no pararemos hasta que sea eliminado o, por lo menos, controlada su propagación”, porque es sabido por todos que es este insecto el causante de las enfermedades del Dengue, el Zika y la Chikungunya, epidemias incontroladas en muchísimos países del área geográfica a la que pertenece Cuba.
El mosquito existe como especie porque los humanos lo permiten; si se elimina su hábitat, el insecto desaparecerá, y ese es el propósito con el cual coinciden la mayoría de los factores, pero otros “no tienen la suficiente percepción del riesgo al que nos sometemos, de ahí que no hagan de esta lucha un asunto de la casa, de la familia, del barrio, de las instituciones…”
Generar y mantener la avalancha de recursos materiales y humanos que se necesitan para tal empeño ya es un asunto gordo, entonces, “la necesidad de que todos se involucren a fondo y conviertan la acción y el control multisectorial en la regla y no en la excepción”.
Es en los barrios periféricos de la ciudad de Santiago de Cuba donde somos más vulnerables en la aparición de focos, en la recogida de basura y de desechos sólidos, y no se trata solo del peligro que nos acecha por la proliferación del Aedes, es que podrían resurgir otras enfermedades devenidas de insectos, roedores u otras especies ya eliminados del entorno santiaguero, y que no deben volver.
Olvidar sería imperdonable; fue en 1981 uno de los momentos más difíciles que Cuba ha enfrentado en combate contra las epidemias del Dengue; en aquella ocasión hubo 158 fallecidos, de ellos 101 niños. (
http://www.cubadebate.cu/noticias/2…)
En Santiago de Cuba no olvidaremos…; matar al mosquito es la aspiración de orden, ser sistemáticos en esa lucha, es lo que consolidará el triunfo, y será.