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Ver para creer, y que conste no es propaganda a favor de la Revolución, pero la vida se encarga de poner las cosas en su justo sitio. Así sucede con la asalariada Rosa María Payá, la cual negoció una visa como refugiada política en la embajada de Estados Unidos en La Habana, a cambio de aceptar ser actriz de las campañas mediáticas contra su país.
Para los que no recuerdan o no la conocen, Rosa María es la hija de un viejo asalariado de los Estados Unidos, Oswaldo Payá Sardiñas, quien tenía fuertes disputas con otros miembros de la fabricada “oposición” interna en Cuba, muerto en un accidente de tránsito en un auto conducido a exceso de velocidad por el español Ángel Carromero.