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Por: Julio Alejandro Gómez Pereda / Palabras entre el café
Los yanquis han de estar mirando con estupor a esta pequeña isla, deben estar revisando otra vez cientos y miles de archivos de caracterizaciones de un pueblo, y sus líderes, han de estar con la boca abierta, con los ojos fueras de órbita y las sienes encendidas por la impotencia de no poder enterrar a Fidel.
Raúl dijo en sus extraordinarias palabras al pueblo en Santiago de Cuba, que Fidel horas antes de morir, no dejó de pedir que su nombre no fuera puesto a ninguna plaza o calle, que su figura no sea esculpida o tallada para hacer monumentos, bustos o estatuas. Y los yanquis han de andar leyendo la historia humana, desde su surgimiento para encontrar una respuesta que les parezca lógica y entender la decisión del Gigante.
Para los cubanos, para mí, es muy sencillo, Fidel ha decidido que su trascendencia sea solo en el corazón de los hombres justos, de los que fundan y crean. Fidel sabe que el único y verdadero homenaje, radica en recordarlo con el cariño del pueblo y continuar su obra. Fidel garantiza su inmortalidad desde la posición más sencilla y humilde que este mundo haya podido observar.
Cuando el Comandante en Jefe y los jóvenes del centenario salvaron a Martí del olvido y la desidia, Cuba estaba llena de sus bustos, de estatuas, pero su obra languidecía y su luz parecía que se apagaría por la indiferencia de los gobiernos y la ignorancia a la que tenían sumida a una gran parte del pueblo. Fidel lo hizo ir al Moncada, y le construyó un monumento vigente y moral, no de losas o maderas preciosas.
Nada tiene que ver la existencia de estos monumentos, cuestionarnos los que existen sería absurdo, y no entender la decisión de Fidel, sería echar polvo sobre su obra y su legado.
El Gigante se ha hecho inmortal, ha sido absuelto por la historia, para verlo no será necesario desplazarse físicamente, solo se necesitará cerrar los ojos, pensar en él y actuar en consecuencia a sus legados.
Los yanquis no van a entender esto, todavía han de estar noqueados con la noticia, se van a preguntar durante muchos años por qué Fidel hizo eso, y por qué nosotros lo aceptamos. En lo que entienden y analizan, nosotros seguiremos construyendo el socialismo cubano, y gritando desde el alma Yo Soy Fidel.
Hasta la Victoria Siempre