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Por Israel Hernández Planas*
Las precipitaciones del pasado abril y lo que va de mayo han impactado positivamente en los embalses de la provincia Santiago de Cuba. Más de 253 milímetros de lluvia han caído en esa provincia rompiendo hasta tres veces el promedio histórico para este período.
Hoy los santiagueros respiran quizás un poco aliviados al conocer que las presas de la provincia superan el 52 por ciento de la capacidad total de llenado.
Sucede que la naturaleza ha mostrado la mejor cara para Santiago de Cuba en medio de una prolongada sequía. Todos han recibido con beneplácito las lluvias de abril y mayo porque la seca dejó el terreno árido, hizo que el calor golpeara con fuerza y por supuesto menguó en extremo los embalses del territorio.
Para que se tenga una idea del beneficio del último mes va este dato. En los últimos 10 años solamente en cinco ocasiones se superó la media histórica para el mes de abril. En este 2017 la lluvia ha sido tan copiosa, que dicha media se rompió en tres momentos en el caso de algunos municipios, incluido Santiago de Cuba. Los primeros días de mayo también han contribuido al mejoramiento de los embalses.
Aseguran los especialistas que el reciente abril se graduó con honores al entregar a mayo jornadas de precipitaciones. Los pronósticos indicaban que la lluvia comenzaría en septiembre venidero y que estas serían escasas. Pero en la naturaleza las predicciones son como los sombreros de los magos, nunca se sabe que se sacará. Han fallado los augurios y eso alegra enormemente a los habitantes de este territorio que hace tan sólo un mes veían con cara de pocos amigos como los 11 embalses de la provincia no sobrepasaban el 30 por ciento de la capacidad total de llenado.
La carencia de precipitaciones en los últimos cinco años ha sido tal que embalses pequeños como Charco Mono vieron sus predios deprimirse hasta quedar muchas partes descubiertas. Hoy está a más del 85 por ciento.
También las cuencas subterráneas de las que se nutren sistemas como San Juan y Parada comienzan a acopiar algunas cantidades para salir del estado crítico aunque ello no resulta del todo suficiente para decir la palabra recuperación.
De modo que ha llovido en Santiago y todos sus habitantes claman por que los pronósticos de pocas precipitaciones continúen errando. El vaso está medio lleno y ello no debe llamarnos al acomodo y sentirnos seguros. Se ha logrado convivir con la carencia. El agua acumulada, si se aprovecha bien y se hace un uso racional de la misma, pudiera durarnos mucho más tiempo.
*Tomado del sitio web del Periódico Sierra Maestra