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Ciudad, Cuba, Fotografía, Santiago de Cuba, Sociedad, Tradición
Por: L Eduardo Domínguez, Claudia Yilén Paz Joa
Nací en una ciudad grande, hermosa y llena de gente humilde a toda hora. Me adelanto, y los invito a conocerla. Allí siempre regreso. Jornadas atrás, la precisión y el cálculo de los pocos días que suponen una “visita” me había llevado a hacer cronogramas para que el tiempo alcanzara, deseaba recorrerla con él, al menos ir a los sitios fundamentales.
Entonces nos aventuramos 12 horas de rueda, carretera y marabú. Entonces supo por qué el corazón me da un salto cuando estamos llegando y todavía falta cruzar una provincia. Entonces, solo entonces, cambiamos los tamales por “hayacas”, tomamos agua de manantial y disfrutamos de ese calor humano y terrestre, si a 34 grados se puede hablar de disfrute pleno.
“El santiaguero no duerme compay, o duerme muy poco. Negüe aquí “la calor” es tan fuerte que la gente se sienta en el contén, la acera o el corredor de su casa. Por eso hay personas en la calle to’ el tiempo”, nos decía Leo, cigarro en mano, con aquella ceniza que desafiaba la fuerza de gravedad.
Santiago de Cuba viene a ser la ciudad del “sí se puede”, porque todo está allí, existe, es real, palpable y se disfruta. Organización, limpieza, “pintura y corneta” en buen cubano. Sigue leyendo