Por razones tácticas, los asaltos a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes se programaron en los días del carnaval santiaguero. El movimiento en las calles y la presencia de visitantes venidos de todas partes disimulaban la actividad de los conspiradores que preparaban la acción. Con el triunfo de la Revolución, la fecha cayó en pleno periodo vacacional.
El ambiente festivo es congruente con una conmemoración que, a pesar de las vacilaciones de los escépticos de entonces, condujo a la afirmación de la soberanía nacional, a la reivindicación de los más desamparados, a la transformación de la sociedad cubana y al desempeño por parte de Cuba de un papel protagónico a escala internacional en c y en la lucha por la descolonización en el contexto de los países no alineados, a la vez que impulsaba el desarrollo de la educación, la investigación científica y la cultura. Los años duros impuestos por el asedio del imperialismo no pueden ocultar verdades como puños bajo el manto de la desmemoria. Sigue leyendo