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Por Redacción Invasor

Aquí no se rinde nadie
Si lo pensamos bien, hemos estado peor, cuando, en pleno Período Especial, con una penca se ahuyentaban los mosquitos y había que ingeniárselas para llevar algo a la boca. Con la certeza de que nos puede faltar un poco de todo y que aun así seguiremos creyendo, pensando, resistiendo y haciendo, se ha levantado Cuba generación tras generación.

• Lea aquí acerca de lo que Díaz-Canel y los ministros del Gobierno cubano informó a la población en la Mesa Redonda, sobre la actual situación energética de Cuba.

Tampoco ha sido fácil. De pronto un día amanece y te enteras de que el Campo Socialista cayó y que el país se quedó solo en el mundo. Luego te vienen encima un montón de sanciones y leyes unilaterales y extraterritoriales, encabezas una lista de naciones patrocinadoras del terrorismo, difaman de la cooperación humanitaria brindada alrededor del mundo, estimulan la subversión, y, ahora, como más expedita forma de asfixia económica, dificultan los contratos con las navieras encargadas de traer el petróleo a suelo cubano.

En todos estos años, Estados Unidos no ha cambiado su plan, pero nosotros cavilamos uno propio, desde hace rato, en el que no se contemplan concesiones políticas. Del otro lado del mar debieran ser más sensatos y preguntarse por qué, 60 años después, Cuba todavía da de qué hablar. La conclusión más obvia es que no hay miedo ni arrepentimientos.

No los hubo contra el colonialismo español y en la Sierra Maestra ante ejércitos superiores militarmente; en la lucha contra bandidos, en la invasión a Playa Girón, en la crisis de los misiles y, mucho menos hoy, cuando exhibimos una economía más diversificada y con superiores capacidades productivas.

En lo adelante no hay consigna vacía ni control excesivo para velar que los recursos terminen en su destino. Sacar cuentas, apretar los números, exprimir las reservas y hacer de la sensibilidad un ejercicio diario es compromiso y responsabilidad de todos.

Decidir el destino de Cuba siempre ha sido una cuestión radical, vencemos o nos vencen, ganamos o morimos. La mano que quiere parecer amiga es la misma que intenta asfixiarnos y apuesta por dividirnos. Se estrecha el cerco, mas la verdadera grandeza está en enfrentarlo con optimismo y firmeza convencidos de que sabremos generar respuestas nuevas a problemas viejos. Rendirse no está en los planes.

Tomado de http://www.invasor.cu/