Un reconocimiento especial del Partido y el Gobierno de la provincia, recibió el municipio de Palma Soriano, como sede de las celebraciones provinciales por el 67 Aniversario del Asalto a los Cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes de Santiago de Cuba, en una sencilla ceremonia que tuvo lugar en el salón del gobierno municipal.
La entrega de los reconocimientos que también recibieron todos los municipios, fue presidida por Zaida Correa Gutiérrez, Miembro del Comité Central del Partido y del Buró Provincial, Yudith Rodríguez Herrera, Miembro del Buró Provincial, para atender la actividad Político Ideológica y el vicegobernador de la provincia, Manuel Falcón Hernández.
El territorio indómito llega al aniversario 67 del Día de la Rebeldía Nacional con uno de los mejores resultados del país en la batalla contra la Covid-19 y transitando exitosamente por la tercera fase del desescalamiento de las medidas de restricción y confinamiento que resultaron esenciales para frenar el avance de la pandemia.
Al cierre, Zaida Correa Gutiérrez, llamó a los santiagueros a trabajar unidos para salir adelante en el difícil escenario de crisis económica internacional que afecta al mundo y a la nación cubana, y que reta al pueblo a producir en cada pedazo de tierra, todos los alimentos posibles, para reducir los gastos de importación de alimentos y ayudar al sostenimiento de la economía nacional, local y familiar.
Esta vez será un 26 distinto, pero nos moverán los mismos sentimientos. No habrá el Acto que desde 1959 hemos hecho cada año de Revolución para rendir tributo a los héroes y mártires de aquella gesta de Julio de 1953. Más no faltará el homenaje de cada revolucionario a aquel día que fue «luz de aurora».
“Una Revolución no se hace en un día, pero se comienza en un segundo”, había escrito Abel el 16 de marzo de 1952, cuando solo habían pasado seis jornadas del Golpe de Estado de Batista. La madrugada del 26 de julio fue aquel segundo fecundo que abrió el camino transformador; fue un revés que culminó en Victoria.
No dejemos pasar por alto esta fecha. Saca tu bandera y que cada casa y centro de trabajo sea tu plaza de celebración.
Cubadebate te convoca a la vez, a que nos cuentes tu historia sobre esta fecha histórica. ¿Qué anécdota te ha marcado sobre este acontecimiento? ¿Estuviste en alguno de los Actos Nacionales en tu provincia? ¿Cómo lo recuerdas?
Y no faltan roedores financiados. Infelices, no resisten los aplausos de las nueve, no conocen la bondad, ignoran la osadía, no saben de firmeza inusitada. Los pobres; sueñan estallidos, y no ven los tantos estallidos, los miles de Moncadas
Cartel publicado en el periódico Revolución, en julio de 1960 Foto:
Se anuncia la alborada; se acerca un nuevo asalto: el día a día en esta Isla es uno y mil asaltos; uno y mil Moncadas. Todo ocurrió un domingo –de julio 26 en sus albores–, por Santiago; dormía la guarnición de «poderosas fuerzas dominantes»; Cuba la sorprendió.
Ese día de aquel año comenzaba la pelea; era «el primer asalto a una de las tantas fortalezas que habrían de ser tomadas». Lo dijo el joven abogado que guió la rebelión. Inexperiencia, ignorancia, subdesarrollo, falta de recursos; …«Moncadas por tomar». Habla Fidel de otro resabio acuartelado: «viejas ideas, egoísmos; el Moncada más difícil de tomar». Una alerta que recala en nuestros días, en otra voz: la voz de un hombre –clara también, lúcida igual, joven todavía–; lleva el sueño de la Patria en la pupila, y el blanco de la paz en los cabellos.
En este mundo complejo y desafiante –ha dicho el hombre– se corren riesgos; «y no cambiar, no transformar», sería de todos los riesgos «el peor» –alerta–, e invita a superarlos. Otra vez apremian desafíos: más alimentos, soltar nudos, exportar, «hacer las cosas bien».
Legiones de cubanos en el surco. Es la opción. Minar el suelo con semillas, regarlo con sudor, desencantar a los que quieren asfixiarnos; en fin, otro Moncada, cotidiano, urgente, necesario.
A la carga, lanza en ristre, alcemos los escudos; hay proyectiles que vienen de otros flancos; de odios satánicos, rencores imperiales, oportunismos y amnesias selectivas.
Y no faltan roedores financiados. Infelices, no resisten los aplausos de las nueve, no conocen la bondad, ignoran la osadía, no saben de firmeza inusitada. Los pobres; sueñan estallidos, y no ven los tantos estallidos, los miles de Moncadas.
Las noticias que se publican en Miami ya no sorprenden a nadie, todas están estrechamente relacionadas con campañas diseñadas contra Cuba, por aquellas personas que se autodenominan exiliadas y conforman la tenebrosa mafia terrorista, puesta una vez más en tela de juicio en los últimos documentos desclasificados del magnicidio del presidente J.F. Kennedy, donde se comprueba fehacientemente que son asesinos y terroristas pagados por la CIA. Por eso es que cuando el Nuevo Herald publicó las declaraciones de Ofelia Acevedo, viuda del contrarrevolucionario Oswaldo Paya Sardiñas, no es otra cosa que la misma línea seguida por esa mafia anticubana, aunque en el caso de ella y de su hija Rosa María Payá, tiene al mismo tiempo elementos de ausencia de principios morales, al tratarse de la manipulación del homicidio del esposo, con el propósito de buscar dinero fácil. Hace años que Esperanza Aguirre, envió a Cuba al entonces líder de las juventudes de ese partido, Ángel Carromero, a repartir miles de euros a la contrarrevolución interna en la Isla, a fin de llevar a cabo provocaciones contra el Gobierno, algo que prueba el carácter mercenario de los “opositores” y la total injerencia en los asuntos internos cubanos. Carromero, probado amante de la velocidad, conducía un auto rentado donde sus pasajeros eran Oswaldo Payá y Harold Cepero, responsabilizados con indicar los receptores de esos euros. Cuando se dirigían a la provincia de Granma en la zona oriental, a una velocidad muy superior a la permitida, el auto se salió de la vía estrechándose contra un árbol, muriendo solamente los dos “opositores”. En el juicio celebrado contra Carromero por homicidio, la fiscalía expuso todas las pruebas y experimentos de instrucción practicados, con alto nivel profesional. Estaban presentes el Embajador y el Cónsul general de España en Cuba, quienes reconocieron la transparencia del proceso, en el cual Carromero declaró su culpabilidad por la muerte de ambos “opositores”. Ofelia Acevedo ni sus hijos quisieron presenciar el juicio, donde resultó sancionado el único culpable, quien poco tiempo después fue entregado al Embajador, hasta su salida hacia España donde cumpliría su sanción, bajo un acuerdo suscrito entre ambas naciones. Durante la estancia del homicida en la residencia del Embajador no negó su culpabilidad en el hecho, ni cambió su versión emitida ante el tribunal, donde también estaba presente la prensa extranjera. Ofelia y su hija Rosa María, al percatarse que la entrada de dinero que recibía mensualmente Payá Sardiñas, se cortaba con su deceso, de inmediato comenzaron a declarar que la vida de ellas “corría peligro” en Cuba, estableciendo contacto con oficiales CIA, que bajo fachada de diplomáticos trabajaban en la misión yanqui en La Habana. En el encuentro, ambas aceptaron desarrollar una amplia campaña de denuncias falsas contra la Revolución, a cambio de recibir, en tiempo record, un visado como “perseguidas políticas”. Una vez en Miami, los miembros de la mafia anticubana las recibieron e impartieron las encomiendas que a partir de ese instante tenían que cumplir. Ambas fueron enviadas a Europa, donde sin el menor escrúpulo se retrataron sonrientes con Carromero, único responsable de la muerte de Payá, se pasearon por París, Bruselas, Luxemburgo, España y otros países, sin el menor sentimiento de pesar ante la reciente pérdida del ser querido. Los costos de viajes, hoteles, alimentación y trasporte en esos países fueron sufragados por Estados Unidos. En España tuvieron la sorpresa de que el Canciller no aceptó recibirlas y las remitió a los tribunales para que formularan su acusación contra el Gobierno cubano. Para su sorpresa, el resultado de dicha denuncia no fue como esperaban, pues los letrados expresaron que carecían de pruebas legales y mantuvieron como responsable al ciudadano español Ángel Carromero. La apelación a la instancia superior tuvo idéntica respuesta. Solo los integrantes de la mafia terrorista anticubana de Miami, autora de cientos de planes de asesinato a líderes cubanos e incontables actos terroristas, donde la sangre de cubanos inocentes ha sido derramada por más de medio siglo, como consta en los documentos desclasificados de la CIA, las apoyan e instan a que continúen con el libreto fabricado por especialistas en guerra psicológica.
Rosa María, no obstante tener un visado de refugiada política con residencia en Estados Unidos y derecho a la ciudadanía en los próximos meses, mantiene su residencia en La Habana, lo que demuestra la falsedad de la historieta de que su vida “corre peligro” en la isla comunista. No hay mejor verdad que la de un día tras otro y la vida demuestra que Ofelia y Rosa María les vendieron su alma a los terroristas de la CIA, a cambio del salario mensual que ambas reciben por llevar a cabo el guion escrito. Para toda persona que haya perdido un familiar tan cercano, causa repudio la actitud de esas mujeres que no manifiestan el más mínimo sentir por la muerte del esposo y padre, demostrando que solo el dinero las mueve y andan por el mundo carentes de valores primordiales para cualquier persona, independientemente de la ideología que defiendan.
Juicioso fue José Martí cuando sentenció: “Si el sentimiento pudiera obrar sin que la infamia lo infestara, el mundo sería feliz”
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