Por Arthur González/El Heraldo Cubano
Los contrarrevolucionarios cubanos acostumbrados a ser noticia en los diarios extranjeros, invitados permanentes a recepciones y cenas en residencias diplomáticas, y recibir miles de dólares anuales desde Estados Unidos, se sintieron decepcionados ante la ignorancia del Papa Francisco hacia ellos.
Ilusos, soñaron verse retratados con el Santo Padre, lo que les daría legitimidad como “oposición”. Durante las visitas anteriores de Juan Pablo II y Benedicto XVI, tampoco gozaron del favor de ser atendidos, por más que presionaron al Nuncio Apostólico en La Habana. Sigue leyendo