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Por Joel Macías Rivas
En una semana, justamente el día 16, comenzará el 7mo congreso del Partido Comunista de Cuba (PCC), acontecimiento esperado por quienes lo apoyan y por quienes lo adversan porque, para todos, generará actualización, plataforma, pesimismo o incertidumbre, según se proyecten los respectivos intereses.
Lo más seguro que pueda pasar es que los delegados debatan y se pronuncien por el perfeccionamiento de los lineamientos y acuerdos de las anteriores reuniones, y se pida cuenta por el ritmo (sin pausa pero sin prisa) de lo hecho hasta aquí y de cómo se quiere que sea en lo adelante.
Sin el Partido, se ha dicho en reiteradas ocasiones, la Revolución no podrá subsistir y ello se traduce en que es éste el garante de la unidad y de la continuidad, a pesar de que algunos, o unos cuantos, estén apostando a la división y al egoísmo, como pilares para la destrucción del proyecto socialista cubano. Sigue leyendo