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Por Rafael Cruz Ramos/Blog Turquinauta
Recuerdo las películas del cine independiente norteamericano, los comentaristas y críticos las presentaban con cierto fervor, se les notaba la admiración por el artista, capaz de escapar de la gravitación brutal de las compañías productoras, los poderosos gremios sindicales y las distribuidoras. Chaplin creó su propia empresa para sacudirse de la persecución de los magnates de la producción y la distribución. Hay una película que me impresionó hace algunos años «Sex, lies and videotape« dirigida por Steven Soderbergh. Puro cine de autor, libertad creadora, absoluta lealtad a la obra, desprecio por los que, desde los despachos de mármol en los bancos, esclavizaban a los creadores imponiéndoles las reglas que producen dinero, aunque desdeñen al arte. La oligarquía solo puede ser derrotada con el talento; también por eso es justificable la devoción de los críticos y comentaristas, aunque realmente quien se enfrenta al poder del dinero renuncia al reino de los cielos, no olvidemos que los tíos del billete han conseguido hacer que el camello sea lo bastante pequeño, o el ojo de la aguja lo bastante flexible como para que se produzca el milagro. Sigue leyendo