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Por Norelys Morales Aguilera / Isla Mía
Solo por “cierto masoquismo del oficio- ineludible-“(Sic) se leen textos que asquean. Es el caso de una misiva del devenido “muy ilustre Juan Carlos Cremata”, según quienes antes lo despreciaban, el cineasta frustrado porque no le permitieron exhibir una película, cuyo fin último es llamar a matar, en sentido lato o figurado, al ex presidente Fidel Castro. No es de extrañar el aplauso de las cloacas mediáticas.
¿Existirá algún país del mundo, donde tal filme no resulte contraproducente, si además, ha sido hecho con fondos públicos? Sigue leyendo