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El Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz participa de los Juegos Panamericanos de 1991. Foto: Archivo.
Nació el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz (1926-2016), un 13 de agosto, en la finca Birán, perteneciente a la antigua provincia de Oriente, hoy en Holguín. El nuevo aniversario de tan feliz acontecimiento encuentra a Cuba en un trascendente momento de ruptura y negación dialéctica. Ya el Comandante no está con nosotros para brindarnos sus soluciones frente a los nuevos retos. Esa, ahora, es una tarea de todos y todas. Avanza un nuevo modelo de socialismo –en el que sabemos trabajó Fidel-, que acertadamente subraya y realiza en la práctica la continuidad de principios y obra.
Fidel no quiso que lo recordáramos en tarjas y monumentos, ni que nombráramos en su honor instituciones, calles y plazas (1), una Ley de la República refrenda su voluntad (2). Fidel nos dejó explícita la tarea de pensarlo y actuarlo. En tal aprendizaje y praxis colectiva, debemos hallarnos en misión y medios, en precisión de lo que cada revolucionario cubano debe y puede hacer. En tal dirección me interesa compartir los criterios de tarea que me convocan en el orden personal y gremial.
La Revolución Cubana, insistió en señalar con sobrada razón el Comandante en Jefe, es obra de millones de patriotas, de la voluntad, audacia e inteligencia de un pueblo con una historia de más de ciento cincuenta años de lucha. A esta inobjetable verdad apelaba una y otra vez, el líder de la Revolución Cubana cuando de evaluar su papel en la historia se trataba. Y hasta muy recientemente, los historiadores y cientistas sociales cubanos, hemos estado subyugados tanto por el argumento de modestia de Fidel, tan objetivamente real, como la propia realidad subjetiva de sentir al Comandante de todos los cubanos patriotas, como algo tan nuestro y a la vez tan íntimo, que todo intento de “estudio” nos paralizaba, con el temor–como diría Julio Antonio Mella (1903-1929) en sus Glosas al Héroe Nacional José Martí Pérez (1853-1995)- de no hacer lo que su extraordinaria obra y la necesidad de la lucha imponen. Sigue leyendo