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Donde probablemente hubiera un muelle, ahora quedan solo horcones… pero bien cerca el puerto exhibe sus nuevas instalaciones.
Alguien pudiera sentarse frente a este lugar, en el puerto de Santiago de Cuba, para evocar el paso devastador del tiempo.
Como si de un ejército vencido se tratara, pareciera que los horcones de madera se sumergen, cubiertos por criaturas y vegetación marinas…
La composición es hermosa: el espectador admira una especie de fuga hacia el centro de la bahía. Uno casi pudiera escuchar el tranquilo rumor del agua, respirar la sal, sentir el fresco de la mañana.
No hay construcción eterna, nos dice esta imagen, mucho menos si está sometida a los rigores del mar.
Algún viejo de la zona quizás pudiera decirnos qué hubo aquí. Quizás se conserve alguna fotografía. Sigue leyendo