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Por Joel Macías Rivas -Especial Para Santiago Arde-
Por mucho que la mayoría de la población vivió y sufrió, y otros sufren todavía por las consecuencias del Huracán Sandy, ese monstruo que nos azotó el 25 de octubre del año 2012, yo sigo diciendo que fue “una bendición” porque nos ayudó a conocer al otro Santiago de Cuba, al de las cuarterías y los solares inhabitables, al de los barrios marginales, al de los matorrales periféricos, que no habíamos descubierto.
“Gracias a él” (pienso que Sandy ayudó a adelantar lo que algún día tendría que suceder), y como nunca antes, existe hoy en Santiago de Cuba, un compromiso ascendente en el proyecto de construcción de viviendas, y de mejoras para los santiagueros. Sigue leyendo