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Por: Carlos Gonce Socías
Me contaron unos amigos de un video que circula en las redes y en algunos sitios dependientes de economías foráneas, donde presuntamente se ve a unos policías pegando a mujeres para organizar una cola, al parecer en el mercado de Los Pinos.Curioso que soy fui a ver, y luego de verlo me atrevo a invitarle a mirar más de cerca esa filmación. Si se fija, a lo mejor ve justificados algunos de mis criterios luego de mirarlo tres o cuatro veces.
Primero no pude ver los golpes. Vi a un policía solicitando a dos mujeres que salieran, a ellas resistirse con violencia y al final siendo obligadas a salir, y cuando la turba amenazaba violentar la entrada, a uno de ellos tirar un bastonazo, no pude apreciar a quién le dio, pero nadie cayó, ni dio otras muestras del dolor que un golpe de ese tipo provoca.Incluso después de salir la más agresiva de las dos mujeres comenzó a dar empujones a la reja del lugar, y me pareció que un policía le amenazó o le echó algún tipo de spray, aunque no parece haberle rociado el rostro, porque creo haberla visto de inmediato por ahí hablando y gesticulando.
Ví a más o menos medio centenar de personas enardecidas ofendiendo a los uniformados reja por medio, al parecer porque no podían entrar en ese mismo instante al mercado, ocupado ya por un número grande de clientes y pienso que se trataba de garantizar el distanciamiento. Y medio centenar de personas en una ciudad de 400 mil habitantes, es apenas un grupito de santiagueros que se alteraron para tratar de imponer su voluntad a las autoridades.Vi personas sin mascarillas, en grupo compacto, en franca violación de las regulaciones sanitarias vigentes.
Regulaciones que corresponde observar a cada uno, y que puede ser sancionada con rigor.Vi, en definitiva, indisciplina. Esas publicaciones a que me refería al inicio hablan de la miseria y las necesidades que llevan a tales conductas. Y, bueno, problemas sé que hay porque los vivo, y conozco las dificultades con los abastecimientos y los precios, más que del Estado, los que imponen los revendedores y carretilleros. Sin embargo, en ese video no se ve a nadie caquéxico por el hambre crónica, ni siquiera muy flaco, o débil, más bien muchos algo pasados de peso, entre ellos las dos damas que aparecen al principio de la filmación.En cualquier caso, no creo que haya ninguna necesidad que justifique tamaña indisciplina.
Eso es fruto de la impaciencia y de la convicción de que se puede hacer lo que se desea cuando se desea, pero lamentablemente la vida no es así. En este mundo pandémico, en todas partes las personas necesitan y hacen filas (colas) ordenadas, para gestionar y conseguir lo que necesitan. Tampoco hay nada en la situación que se vive que justifique el andar sin la mascarilla en sitios públicos, tanto más en una ciudad donde se están diagnosticando un centenar de casos diarios de COVID-19.
Eso también es indisciplina de las personas y su responsabilidad personal. Y, por cierto, en todas partes los agentes de la autoridad impiden que se tome por asalto la entrada de los centros comerciales. Eso es parte de su deber, para proteger a las otras personas, más que quienes esperaban, y que estaban ya en las áreas del mercado, según se ve en un paneo del propio video.