Se acercan guerras jamás vistas por la humanidad; no precisamente por ser militares, sino por ser culturales, lo cual las hace mucho peores.
Gianni Vattimo, 11 de septiembre de 2001, mientras presenciaba por televisión las imágenes de los aviones impactando las Torres Gemelas.

El escritor estadounidense Norman Mailer hizo un diagnóstico muy interesante de su país en la obra Armies of the Night, al decir: “La enfermedad política más seria de los Estados Unidos es ser una nación que se cree superior”. Sin embargo, la clave del problema está en que a partir de esa valoración se trata de imponer cánones al resto de los países del mundo, pero uno se podría preguntar ¿qué imperio no lo ha hecho antes?
Con la llegada de los emigrantes británicos a la costa este de Norteamérica en el siglo XVII, arribó también el sentimiento de excepcionalidad de ese grupo humano. Súmesele a esto que se encontraron con un territorio vasto que no fue tan codiciado por las otras potencias de la época. Estas condiciones facilitaron que se desarrollara ese sentimiento. Los Padres Fundadores al constituir la nueva república, y posteriormente sus primeros presidentes, potenciaron esa idea como forma de garantizar la futura expansión y conformación del país. El investigador cubano Jorge Hernández lo ilustra de la siguiente forma [1]: “Los componentes que ensamblan como piedra angular del “americanismo” incluyen principios, valores, definiciones, que desde el proceso de formación de la nación se expresan en el pensamiento de los padres fundadores y en los documentos históricos que simbolizan la independencia y el surgimiento de los Estados Unidos: el rol mesiánico, la vocación expansionista, la convicción de ser un pueblo elegido, el fundamentalismo puritano, la ética protestante, el destino manifiesto, la consagración de la propiedad privada, la armonización entre los intereses individuales y el interés general, el mito sobre la igualdad de oportunidades, la certeza en el papel del mercado y la competencia como reguladores de todas las relaciones sociales, la complementación entre liberalismo y conservadurismo, el etnocentrismo y la convicción de que el Estado requería ciertos límites en su acción social”. Sigue leyendo →