Por: Mayte García Tintoré/ Sierra Maestra

Ellos, los que dicen nombrarse ‘luchadores pacíficos por las libertades y los derechos humanos en Cuba’. Los que intentan desacreditarnos en las redes sociales buscando del sol sus manchas; los que creen que haber sumado a la subversión a cuatro gatos -y de la peor calaña- pudiera compararse con la voluntad de un pueblo que no negocia sus principios. Ellos, los que integran la mal llamada Unión Patriótica de Cuba (Unpacu), ahora dicen que están en huelga de hambre.

Que los compre quién no los conoce; sobran ejemplos para demostrar que esta es otra farsa en busca de respaldo o apoyo de la opinión pública mundial, porque ya aquí, en la isla, este grupúsculo de vende patria no engaña a nadie.

Primero dijeron que eran 59 los que dentro y fuera del país ‘protagonizaban la huelga’, y según declaraciones de su máximo cabecilla, José Daniel Ferrer, “se había convocado en protesta por el incremento de la represión del gobierno”. Ahora son 44 cubanos y seis en el exterior ‘los pobrecitos’ que permanecen en hambruna.

Tremenda cara y tremenda plata deben estar recibiendo estos mercenarios, de quienes desde el Norte intentan promover la disidencia en Cuba.

Infraganti se les ha visto como le llevan la comida, y si en huelga están, no son visibles los signos de debilidad, no se han mostrado moribundos, desnutridos, cuando ya suman más de 10 días.

Quizás quieran modificar la definición de la Rae cuando dice que huelga de hambre:es un medio de presión no violento que consiste en rechazar cualquier tipo de alimentación con la finalidad de reivindicar el cumplimiento de determinado objetivo. Sin duda José Daniel y su camarilla no están a dieta, y su propósito sigue muy lejos de las aspiraciones de nuestro pueblo.

Mire usted el video, una huelga sin hambre, es la que intenta potenciar ese ‘grupo selecto de la sociedad con un amplio aval de comportamientos delictivos y alteraciones del orden’, que tiene más detractores que seguidores, y que desde su madriguera, en la barriada de Altamira, ha encontrado el repudio de sus pobladores y de cada santiaguero digno que rechaza el show mediático y no se deja confundir.

Que estamos viviendo tiempos difíciles es verdad, con un bloqueo que arreció aún más con la última administración estadounidense, y que no hay esfera de la vida económica y social que haya dejado de tocar. Para colmos una pandemia azota la humanidad desde hace poco más de un año, y en esa lucha por salvar vidas dentro y fuera de Cuba andamos.

A los cubanos hoy nos puede faltar todo: comida, dinero, transporte, lujos, pero nos sobra esa tranquilidad de vivir en un país libre, seguro; donde usted y yo andamos y desandamos sin miedos ni sobresaltos, con la serenidad de un orden público y de un respeto y atención social admirable, porque para el Estado el bienestar de su gente es preocupación constante.

Esos apátridas le temen a la resistencia de este pueblo, porque saben que nos puede faltar todo, pero nos sobra dignidad.