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Por Miguel Noa

Siempre he pensado y pienso que las iglesias son lugares de paz y tranquilidad a los que los creyentes llegan en busca de un apoyo espiritual y a expresar la fe que profesan por alguna religión, aunque también llegan quienes sin ser religiosos acompañan a familiares o amigos y disfrutan la estancia en el lugar, sin embargo al santuario de El Cobre durante mucho tiempo también acudían personas que perseguían solamente objetivos políticos y también económicos.

Este domingo pude conversar con varios vecinos del poblado quienes expresaron su opinión acerca de la presencia de contrarrevolucionarios (as) en el sagrado lugar y las molestias que causaban en el pueblo y el santuario, coincidiendo todos en que esas personas no son bien recibidas allí.

Durante mucho tiempo El Cobre fue escenario de disturbios ocasionados por las Damas de Blanco y miembros de la UNPACU quienes fingiendo profesar devoción hacia la Virgen de la Caridad aprovechaban el espacio para pronunciarse en contra del gobierno cubano.

Hoy nuevamente se respira en ese espacio de devoción el aire fresco y puro del lugar y el paisaje no se distorsiona con la presencia de mujeres vestidas de blanco buscándose una limosna por estar allí los domingos y realizar provocaciones que en ocasiones llegaron hasta alteraciones del orden.