Etiquetas
Cuba, EEUU, Emigración, Ley de Ajuste Cubano, Política pies secos-pies mojados, Politica Migratoria
Pasó un día entero, con sus miles de horas. Luego otro y otro más. No podía pegar un ojo y se mantenía bien cerquita de la puerta, por si llegaba. A sus 17 años, Fabián (llamémoslo así), salía algunas noches y casi siempre le cogía el amanecer. Ella trataba de consolarse; “seguro está con alguna muchachita por ahí”, se decía; pero las madres todo lo intuyen, tienen una alarma que se dispara sola cuando algún hijo está en peligro y una voz inmisericorde le gritaba que su “niño” la estaba pasando mal.
Se sentía exhausta. Dicen que se desmayaba constantemente, como no queriendo estar, como no queriendo saber. Cuando el rumor empezó a correr por el barrio, quiso cerrar sus oídos, pero era demasiado tarde, todos lo sabían. Su “niño” llevaba casi una semana en altamar. Se había sumado a una expedición suicida que intentó cruzar el estrecho de la Florida en una embarcación rústica. Fue el peor fin de año de su vida. Fue un infierno desde el 27 de diciembre hasta el cuatro de enero, cuando unos hombres que jamás había visto le trajeron al hijo querido hasta la puerta de su casa. Sigue leyendo