Ovidio Martín Castellanos
Por Scarlett Lee
Anda un grupito de personajillos por ahí nombrándose “luchadores pacíficos por la democracia”, con un discurso desgastado reclamando el respeto a los derechos humanos -y sólo conocen el artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos-, dedicándose a criticar lo errado de tal o más cual estrategia implementada por el estado para resolver determinadas situaciones económicas, sociales y políticas; y llamando a los santiagueros a la desobediencia, al desorden y a la indisciplina social.
Un grupito plagado de antisociales, exreclusos, desocupados, inmorales y oportunistas, que se han convertido en obreros asalariados al servicio de las organizaciones internacionales que financian la subversión en nuestro país. Ese grupito se hace llamar Unión Patriótica de Cuba (UNPACU) y su supuesta lucha, deviene en negocio para sus principales representantes.
Entre estos se destaca Ovidio Martín Castellanos (brazo derecho de José Daniel Ferrer), a quien en el reparte y reparte le ha tocado una buena parte porque se desempeña como líder de uno de los subgrupos denominado: Célula “Wilman Villar Mendoza” (Calle 5ta, Reparto Vista Hermosa) y ha sabido sacarle provecho al cargo.
A mediados del pasado año fue noticia, cuando le entregaron un cargamento de alimentos que debía ser repartido entre los miembros de su grupo, priorizando a los damnificados por el huracán Sandy. Esto nunca fue así, los alimentos sólo fueron distribuidos entre unos pocos allegados y familiares; y el resto fue a parar a su bodega personal.
Tendencia que en estos momentos no sólo se mantiene, si no que se perfecciona y se despliega hacia otras aristas. Se dice que Martín Castellanos desvía fondos destinados a las acciones que protagoniza esta organización y más que eso, se apropia del salario de los activistas.
Que otra de sus artimañas es privilegiar a sus familiares, sobre todo cuando les mandan algún regalito desde el exterior por su “ardua labor”, ya que siempre el listado de los elegidos, los sacrificados y que merecen el reconocimiento, es encabezado con sus nombres. Una especie de monarquía o anarquía, depende el cristal con que se mire si se tiene en cuenta además que, los cargos en dicha célula están repartidos entre los representantes de su núcleo familiar; y los que no tienen cargos, son miembros con honores.
Pero esta debilidad por apropiarse de lo que no le pertenece ya le trajo problemas en el pasado, cuando cumplió sanción por los delitos de robo con fuerza en las cosas y hurto (además de tráfico de drogas). Y al paso que van las cosas, esta vez los que le acusaran serán sus partidarios, esos que hoy miran estupefactos e indignados cómo en estos momentos se encuentra enfrascado en la construcción de dos casas: una para su familia y la otra para su segunda Esposa: Dayana Vaillant Garbey; claro está, con el dinero del negocio que es su mandato, ya que su “lucha pacifica” le da mas dinero que su trabajo como carpintero por cuenta propia.
Creo que después de su estancia en prisión, la única lección que ha aprendido Ovidio es que no necesita intentar salir ilegalmente del país nuevamente, pues con estar en Cuba, pertenecer a la UNPACU y asumir un puestecito bien pagado y con posibilidades de “maniobrar”, ya tiene la vida arreglada.
Lo demás es coser y cantar, bueno cantar no; porque realmente lo que hace es gritar en shows muy mal montados, pero eso tampoco le es difícil porque ya tiene bien aprehendido un discurso retórico que se repite y se repite, por lo que al final de la jornada ni él mismo recuerda dónde dejó la “democracia”.